Palabras Íntimas

I


No le hagas caso a mi silencio, es cuando más pienso en ti.
23 de febrero. 1991. Fue un día con un sol espléndido, como si hubiese sido calculado y diseñado por ingenieros y astrónomos, en una colaboración perfecta. O no. Quizás fue un día lluvioso, con una lluvia tan continua, densa y cegadora que lo más acertado era contemplarla desde el otro lado de la ventana, organizando carreras entre las gotas que descendieran por el cristal. ¡Y qué más da! Y qué más da... - sonriendo y con la mirada perdida -.

Hubo a dos personas - directamente - que eso no era lo que les importaba. llevaban el buen tiempo consigo; con sus nervios, ansías, alegría, impaciencia...Felicidad. Su primera hija, recién nacida.

Hoy, hace ya veinte años de eso. Veinte. Su inteligencia y madurez denotan algunos más, pero son sólo veinte; su aire todavía tiene brisas veinteañeras. Yo, hace tan poco que la conozco, y me queda tanto por conocer...

Me siento afortunado por tenerla a mi lado y sé que debo esforzarme por merecerla. (siempre voy a recordad el buen consejo de un buen amigo: el amor no son razones; son acciones)

Para merecerte.

Sí, me imagino una vida contigo. Y, con esto, pretendo halagarte ya que desconozco - obviamente - el futuro, pero conozco perfectamente el presente.

Me la imagino con puntos suspensivos, para hacer de cada día una frase; de cada semana un capítulo; de cada mes, cada mes... - sonriendo y con la mirada perdida -. Una vida que se lea con música. Con alguna canción cualquiera, pero cómplice de ti y de mí, juntos. 
First day of my life me sirve.

(¿Ya está sonando, gatinha? Me espero...y cierro paréntesis )

Contigo, conmigo; con lo que te he dicho; con lo que guardas en tus notas; con lo que todavía no te he dicho; con lo que jamás - creo - encontraré palabras para decirte. Explicarte. Con mi mano guardada entre tus piernas. Por tus piernas. Por lo que aguantan, con ese contorno tan bien definido. (¿Ya lo ha visto algún especialista?). Por preguntar. Por memorizarlo. 
Por escribirlo.

Por tus dedos, por los míos. Cuando se cruzan, se buscan, se tocan. Cuando no se separan. Cuando te dejo en la puerta. Cuando me miras después. Cuando quieres decirme algo y sólo me miras. Cuando te miro, te pregunto qué tal, te ries. Por el cara o cruz, por las crispetes - que no pienso pronunciar -. Por como te ríes ahora.

Por la limitación de tiempo. Por el tiempo cuando se detiene.Se frena y tu aumentas el ritmo, la entonación. Y luego, el tiempo vuelve con prisa. Por mis dos minutos adelantados. Porque no puedo parar de pasear por tu piel. De mirarla. Delicada. Por ese momento en el que te veo llegar. Te contemplo. Para que no termine la canción. Por el repeat.

Para que me lo digas. Lo repitas. Lo escuche, lo lea. Te lea, te bese. Cuando tu mano acaricia mi cara y continúas el beso. Lo haces mejor. Ven aquí. Acércate. Quédate a mi alrededor. Cállate. Bésame. Cierras los ojos, los abres, me miras, los cierras. Continúas...

Un té en Paseo de Gracia. Un te espero en Sant Jaume: "estaré ahí". Un tenemos que ir...Un te acompaño. Un feliz cumpleaños. Un te quiero, sincero, espontáneo y directo.

Nota 1:Link en First day of my life. Link en Por escribirlo.
Nota 2:No tengo, ahora, más regalo que las palabras que te dedico - sabiendo que están bien, raras tal vez. Pero 

convencido de que todavía no han empezado a hablar del amor que siento - y mi agradecimiento por ser el reloj que cuenta mi tiempo, la persona que llena mis pensamientos, la que motiva mi superación personal y el etcétera de lo que no sé cómo decirte.


II


¡Buah...!

- Hola

- Hola

- Encantado

- Igualmente

...

A los pocos días éramos amigos en Facebook. Así empezó lo que no quiero que termine. Y...eso.

Solemos utilizar las mismas palabras, adjetivos y expresiones cuando algo nos parece bueno, muy bueno, nos gusta, encanta* y un etcétera del mismo estilo.

Sin embargo, cuando hay algo que sobrepasa todo eso, cuando algo está por encima de todo lo que nos parece bueno, muy bueno, nos gusta, encanta*, con el mismo etcétera, cuando todo esto lo vemos minúsculo, recurrimos a onomatopeyas. A esos monosílabos - una sílaba y varios significados para el contexto adecuado-

(en un restaurante)

-¿Has probado esto? Está bueno, ¿eh?

- ¡Buah...!

(En la cola del Fnac para comprar las entradas de ese concierto tan esperado)

- No...¿qué?...Dicen que ya no quedan entradas...

- ¡Buah...!

Para casi todo aquello que merece una descripción, una razón o un porqué a la altura, volvemos a lo más primitivo del lenguaje. No tenemos palabras. No encontramos nada mejor...

Y es que a veces ni siquiera sabemos el porqué...

- ¿Por qué? ¿Qué es lo que...?

- mmm...pues....no sé...Nada en particular. Y todo en concreto. ¡Buah! es que es...

Nos parece tan obvio, que nuestro buscador mental de palabras, adjetivos y expresiones se bloquea con la petición.

-¿Pero qué...
(se me ha terminado el bolígrafo. Vuelvo a escribir con el plateado por fuera, de tinta negra en su interior, aunque sea de esos que parecen azules. Pero ahora ya lo sé. Antes, cuando he empezado, he cogido uno de esos rojo por fuera con la tinta del mismo color. No tienen confusión. En fin, volvemos al buscador mental de palabras, adjetivos y expresiones)

- ¿Pero qué quiere que le diga? - comenta el buscador mental con su equipo

- Pues algo que lo borde. ¡Que se quede sin palabras la otra persona...! (el equipo participa con entusiasmo, no podemos dudarlo)

- ¿Pero para qué? Si es que ya se ve. Es obvio.- afirma con asombro el buscador mental -. Bueno, enviarle un "¡Buah...!" que siempre se entiende y no queda mal.


Ahora, ¿Cómo es tu "¡Buah...!"?


III


Por escribirlo...

¿Cuánto aguanta un corazón sin el latido de creer?

Creer que la lógica no está siempre en la razón. Creer que la razón nace de una emoción, y en la emoción te sientes vivo. Innovar en tu pensamiento; cambiar un qué por un cómo y un por qué por un cuándo. Convertir la presión en emoción, en ganas de creer que todo va a salir bien.
Creer que es mejor no seguir las reglas, sino la excepción de cada una de ellas. Hacerlo y, tal vez, arrepentirse antes que arrepentirse de no haberlo hecho. Bendecidos los ciegos que no ven impedimentos, sino retos.

No tener miedo de mirar al frente sin saber lo que hay detrás. En el convencimiento de cada paso está nuestra espada; no pensar en lo que dejas atrás es nuestro escudo.

La música nos deja tirados en el suelo, preguntándonos un por qué sin un porque, y tan rápido nos levanta gritándonos un: ¡Claro que sí, tú puedes! Y eso depende de la canción que elijamos. Tan simple que a veces elegimos mal. Pero, un momento, la música que suena dentro de nosotros no la eliges; es parte de ti. No te tira al suelo ni te levanta después. Está canción nunca se detiene. No tenemos un play ni un stop, a veces la escuchamos y otras veces nos da miedo, sencillamente porque no piensa en la razón, sino en el corazón, de donde sale. Se llama latido y siempre suena en nosotros.

Hace un tiempo que el volumen de mi música ha subido. Bum, bum, bum…bum, bum, bum. En fin, que sonrío más. Es una historia que se escribe en los mensajes, con la necesidad de madrugar cada día para dar los buenos días. Con la atención de ver una lucecita roja parpadeando. Con las ganas de llegar a sus manos o, al menos, de que coincidan nuestras miradas. Una sonrisa entre paréntesis es algo más de lo que se puede leer; es un etcétera de lo que sé que ya sabes.

Hoy es un buen día para pedir una cerveza en la barra de un bar llena de conversaciones. Para arreglar el mundo en una mesa gastada por el paso de la gente. Hoy es un buen día para creer y para escribir.


IV

En número y letra

25 años. 300 meses. 9.125 días. 216.000 horas, y lo que se ha perdido en el recuento.

5.110 cafés -algunos de un sorbo; otros con tranquilidad-. Más cervezas. 7 viajes internacionales. Algún libro leído, varios empezados. 17 años estudiando, 7 trabajando. Decenas de pares de calzado usados y gastados. Más calcetines - muchos no los he vuelto a ver-.

Miles de horas frente al televisor, en cines, en bares - con cafés y más cervezas-. Hablando, escuchando. Muchos consejos recibidos. Algunos buenos. Otros olvidados - como tantas veces las llaves en casa-, y otros pocos, dados.

Sonrisas, risas, carcajadas. Llantos - ruidosos y en silencio -. Olores, sabores y experiencias. Problemas graves. Problemas estúpidos. Problemas solucionados. Problemas...olvidados.

Letras de canciones leídas, escuchadas. Letras cantadas, inventadas. Letras vividas, emocionadas. Artículos leídos, comentados. Releídos, recomendados. Ideas pensadas. Algunas escritas, otras, ahí están.

Calles andadas. Pasos de cebra cruzados furtivamente. La cebra imaginada con zeta. Palomas insultadas. Observadas con asco. Arcadas de pensamientos, comentarios. Zebras.

Desconocidos del barrio saludados por la calle. Vecinos que nunca conocerás y, ni mucho menos, saludarás. Noticias de sociedad, economía, deportes. Algún crucigrama. Muchos autodefinidos. Libros cuyo contenido he exprimido. Porque me interesa.

Miles de conversaciones oídas, contrastadas. Divulgadas. Puntos seguidos, puntos y a parte, separados por una coma. Un etcétera que sirve de mucho. Etcétera.

Y un objetivo común en todo lo dicho, enumerado y descrito; algo propio de nuestra naturaleza humana: aprender, saber más, vivir mejor, sobrevivir. Adaptarse.

Y, luego, no se me ocurre nada más que un "te quiero".


V


-¿Qué? - Tienes negro ( )

Black, black. Black and blue...

Esperar que la pasión -sin dejar de serlo- se convierta en razón.
La razón de la respuesta en blanco a la pregunta: ¿Por qué?
La mirada perdida que te aleja de aquí; que te acerca allí, donde deseas estar. Permanecer.

La fuerza de saber que estarás ahí; que estaré ahí.
Un secreto que ansías contar; compartir, pero que lo guardas sin palabras para que sea cosa de dos. Asunto tuyo; asunto mío.

Y, ahora, sin papel en blanco, sin bolígrafo para escribir, sigo escribiendo. Sin guión; sin pensarlo, sin escribirlo, sin revisarlo. Al límite. Leyéndolo al ritmo que lo escribo. Al son de las teclas; de las teclas de éste -mi teclado- que a duras penas me deja corregir. Volver atrás. Si avanzo, sígueme.

Una palabra de aprecio. Una muestra de afecto. Una opinión de respeto. Un detalle de amor.
Un sustantivo, un artículo, tu verbo. Paro. Me detengo.

...




Una interrupción; tu interrupción. Que no interrumpe; entra sutilmente. Con delicadeza.

Un post de palabras que digo con hechos. Que te reconforte.


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