miércoles, 17 de noviembre de 2010

La entrevista

- ¿Cómo te ha ido?

- No sé, bien. Cuando estaba dentro… ¡bien! Cuando he salido… ¡mal!

Nervioso por dentro; tranquilo por fuera tras desprenderme de un jersey que me ruborizaba los nervios. Además, un divertido aviso en la entrada mantenía cerrada la puerta que, así, retenía el calor dentro y el frío afuera.

Nada más llegar y después de situarme, me ofrecen una vaso de agua o “algo”. ¿Hospitalidad o mi expresión lo decía todo? Hospitalidad, sin lugar a dudas; no por mí sino por ellos.

Llegó la hora, pienso. Me hacen pasar a una sala de reuniones y presentaciones, dejo estratégicamente mis bártulos - una chaqueta negra fina de cremallera, el jersey, gris, y mi book -, y me siento. Tras un instante entran ellos – ellas y él - . Nos presentamos y se sientan jerárquicamente de manera natural. La sencillez de su trato acolcha el respaldo de mi silla; me siento más cómodo. Pero el efecto es solo de cara a la galería. Basta que me hagan la primera pregunta para notar los nervios desgarrando lo suficiente mis cuerdas vocales para que mi voz tiemble. Consecuentemente, la respuesta es breve y poco detallada. “La próxima será mejor”, grita motivada mi tranquilidad. “No ves que estás nervioso”, “se te nota”, musitan mis nervios.

En fin, es turno de la siguiente respuesta. “Oye tío ¿para qué estoy aquí?, me reprocha mi tranquilidad. “Te lo dije”, apuntilla el otro. Pero ellos continuaban en sus sillas, explicando, opinando y mirándome. Solo faltaba enseñarles mi book.

- Bueno, veo que has traído el book

- Sí, respondo - esta vez con más seguridad sabiendo que puede ser mi tarjeta de embarque -.

Lo abro sobre la mesa y lo coloco de manera que todos puedan verlo. Comienzan por el principio, sin sorpresas. El orden de los trabajos lo he dispuesto estratégicamente y espero que me ayude. Me planteo si hacer una breve explicación sobre cada uno, pero desestimo rápidamente esta idea. ¡Son anuncios! ¿Qué anuncio bien hecho necesita explicación? Esto me consuela, puesto que los jueces son ellos, si quieren alguna explicación ya la pedirán.

- Toma, una tarjeta. Tenemos otros candidatos y la semana que viene tendremos una decisión.

- De acuerdo.

Doy las gracias y me voy. Me aseguro que la puerta quede bien cerrada y camino hacia el ascensor repitiendo un “joder” para mis adentros.

- Joder...joder...joder, no puedo perder esta oportunidad.

3 comentarios:

  1. simplemente fantástico. Murmurar pensamientos son la clave. Me gusta!

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  2. Genial. Acabo de descubrir una pequeña y nueva faceta tuya. ¡Y me encanta!
    Por cierto, ¡yo también quiero ver ese book! Sin necesidad de explicaciones, por supuesto...

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  3. Normal que estés nervioso! Pero seguero que tu book les gusta. Yo apenas he visto nada (aquél proyecto que nos hiciste votar a todos), pero lo visto me gustó. Sólo te faltó llevarles el tablero de ajedrez con el peón adelantado!

    Un abrazo, maestro.

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