miércoles, 6 de julio de 2011

En el desierto

- ¡Devuélvemela!

- ¡Ni lo sueñes! No te pertenece.

- Tú me la robaste y al fin te he encontrado...

- Te estaba esperando.

- ¡Mientes! ¡Rata del desierto! Te mueves como un elefante por estas dunas.

- Siempre te has creído mejor que yo.
- Devuélvemela ya. No imaginas cuánto vale y tú no sacarás ni un tercio de su valor. Nunca supiste negociar. Si no fuera por todo lo que te enseñé y esos...esas ratas que decidieron seguirte, serías un largato tostado al sol de esta tierra.

- Hermano, hermano...Cálmate.

- Yo no soy tu hermano.

- Toma, fuma conmigo de este narguile y si tanto valor dices que tiene, negocia conmigo.

- ¡Yo no comparto un narguile cuyo humo no es de lealtad!

- ¿¡Lealtad!? Tú no sabes lo que es la lealtad. ¡Tú me abandonaste! Ya lo has olvidado...

- Te abandoaste tú sólo...Tú decidiste tu destino...Podrias tener mucho más y tu conciencia te lo arrebató todo.

- Muy bien, nunca cambiarás y ahora eres tú quien me necesita.

- ¡Dámela ya!

- ¡Eres esclavo de tu codicia" Arderás en el mármol del infierno...Yo, ahora, al menos, robo baratijas y mercancias de poco valor a comerciantes.

- Yo comercio con lo que más valora el hombre...Nunca lo entendiste. Pero somos iguales...

- ¡Arderás en el mármol del infierno y nadie podrá oir tus gritos! Sentencias a los demás con tus propios pecados y no eres consciente de que tu alma es negra y venenosa como los escorpiones que habitan este desierto.

- Dime, eres mejor que yo... ¡Ladrón de mercancías! Yo también negocio con mercancias...¡Devuélvemela ya! O esta misma noche estarás esperándome en el infierno.

- Tus hombes se están poniendo nerviosos...Diles que bajen sus armas.

- Mis hombres huelen el miedo de tus perros...

- Un halcón sabio nunca muestra sus garras. Mis hombres desenfundarían y dispararían sus armas antes de que tu hombre más rápido acabara de apretar el gatillo.

- Tus perros son comida para los míos.

- ¡Atrévete!

- Está bien. No voy a malgastar más mi tiempo. ¿Cuánto quieres? Te daré más de lo que tepuedas gastar en tu corta y miserable vida.

- Por lo que veo ya tienes un comprador...

- Mi comprador me permite pagarte todos los días del resto de tu vida, que mis dedos pueden contar. ¡¿Cuánto quieres?!

- Es un capricho demasiado caro y arriesgado para un hombre...

- Eso a nosotros no debe importarnos...Nunca se te dio bien esto y ahora eres un ladrón al que este desierto se le queda muy grande... ¡Al igual que tu padre!

-¡También fue tu padre! Nunca te conformaste con nada. Él nos enseñó a sobrevivir en esta arena dorada por el sol.  Lo que nunca se me dio bien fue traficar con personas, hermano. 

- Siempre te quiso más a ti...

- Estás equivocado. Tú nunca le perdonaste. Podría soportar la desdicha de esta pobre mujer entregándotela, pero no soportaría jamás la desgracia de no haber dado mi vida para salvarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario